Había querido dedicarse a las letras.
Y de seguro no le hubiese ido tan mal, habría tenido algún reconocimiento, pero como le sucede a todos aquellos que quieren hacer algo de sus vidas, no es lo que se haga, sino el camino que se tome para obtenerlo lo que determina como le va a ir.
Se dedico a la crítica de otros libros.
Quería, sin duda alguna, levantar algunas ampollas, hacer las gracias de Cronos frente a Urano o de Zeus frente a Cronos, parricidio literario para ocupar sus lugares.
Entonces abrió un blog.
Y cada semana afilaba su aguijón, procesaba su ponzoña visceral y enfilaba a aquel titán que le pudiera ofrecer alguna razón para darle pelea.
Para hacer más rimbombante, más tenebrosa su avanzada tuvo que reconocer que su nombre era absolutamente anodino y se encapuchó en un nombre sustancialmente más efectista, más dramático.
El nombre, lo sacó del hermano de un escritor irlandés (aunque, empero, ponerse el nombre del hermano de un escritor de mayor talla, en ultimas era hacerse más anodino), y el apellido de un retruécano (o quizás un error de transcripción) de un científico que nació casi en el mismo paralelo pero muchos kilómetros al este que el hermano del escritor, el irlandés. Con el tiempo dejaría ver en sus textos que algo de alquimista tenía como camino frustrado.
Las letras le salían, supuraban, dirían otros (los autores que aporreaba con su verbo) y pudo escribir muchas columnas.
Hacer esto traía sus gratificaciones; por una parte, podría preciarse de ser un lector consumado de grandes autores, lo que le daba cierto aire intelectual muy bueno para excitar feromonas femeninas (y masculinas, por si su señor Hyde se lo exigía) por otra parte, de ser un valiente lancero que atacaba molinos de viento inamovibles del mundo editorial, y desde otro flanco, hacerse a un público, en todo caso inferior a su capacidad de escribir que admiraba ídem condición.
Quizás sus letras no eran tan eficientes, porque cada narración le acompañaba de un fotograma (descolgado de internet, por supuesto, hoy en día es así), donde casualmente se repetía un esquema: una mujer desnuda era protagonista del testimonio grafico de respaldo, una vieja estrategia de mercadeo, tan vieja que así fue como la especie humana plagó esta tierra…Y todas las demás especies animales también.
Por cierto, la foto de su perfil era la de una mujer que ciertamente recordaba las actrices porno de los 70´s, una pecosita sonriente en traje de baño.
Eso le daba un velo más misterioso a su existencia literaria: ¿sería una mujer? ¿Sería un hombre oculto tras la foto de una mujer y un seudónimo masculino? ¿Sería un alma en el cuerpo equivocado? (esas cosas suelen alimentar la leyenda)
Hace poco ganó un premio…el derrotero que se había trazado tuvo algún paupérrimo fruto (en tiempos de hambre, una castaña es una deliciosa manzana)
Y su pecho (¿o pechos?, ver reflexión precedente) se había hinchado como el de un pavo en celo.
Ahora había ganado un escudo en su menaje de guerra de letras, y la luciría con desenfado y una pizca de vanagloria…algunos detractores dicen que critica porque se siente incapaz de tocar el Olimpo de sus criticados, otros porque fue desterrado del edén. Es un alacrán acido que pica otros cuerpos porque sabe que si pusiera su aguijón en sí mismo, no lo mataría el veneno, sino saber que no hay nada que mate más, que aquello con lo que vivimos en nuestro interior.
Se dedico a la crítica de otros libros.
Quería, sin duda alguna, levantar algunas ampollas, hacer las gracias de Cronos frente a Urano o de Zeus frente a Cronos, parricidio literario para ocupar sus lugares.
Entonces abrió un blog.
Y cada semana afilaba su aguijón, procesaba su ponzoña visceral y enfilaba a aquel titán que le pudiera ofrecer alguna razón para darle pelea.
Para hacer más rimbombante, más tenebrosa su avanzada tuvo que reconocer que su nombre era absolutamente anodino y se encapuchó en un nombre sustancialmente más efectista, más dramático.
El nombre, lo sacó del hermano de un escritor irlandés (aunque, empero, ponerse el nombre del hermano de un escritor de mayor talla, en ultimas era hacerse más anodino), y el apellido de un retruécano (o quizás un error de transcripción) de un científico que nació casi en el mismo paralelo pero muchos kilómetros al este que el hermano del escritor, el irlandés. Con el tiempo dejaría ver en sus textos que algo de alquimista tenía como camino frustrado.
Las letras le salían, supuraban, dirían otros (los autores que aporreaba con su verbo) y pudo escribir muchas columnas.
Hacer esto traía sus gratificaciones; por una parte, podría preciarse de ser un lector consumado de grandes autores, lo que le daba cierto aire intelectual muy bueno para excitar feromonas femeninas (y masculinas, por si su señor Hyde se lo exigía) por otra parte, de ser un valiente lancero que atacaba molinos de viento inamovibles del mundo editorial, y desde otro flanco, hacerse a un público, en todo caso inferior a su capacidad de escribir que admiraba ídem condición.
Quizás sus letras no eran tan eficientes, porque cada narración le acompañaba de un fotograma (descolgado de internet, por supuesto, hoy en día es así), donde casualmente se repetía un esquema: una mujer desnuda era protagonista del testimonio grafico de respaldo, una vieja estrategia de mercadeo, tan vieja que así fue como la especie humana plagó esta tierra…Y todas las demás especies animales también.
Por cierto, la foto de su perfil era la de una mujer que ciertamente recordaba las actrices porno de los 70´s, una pecosita sonriente en traje de baño.
Eso le daba un velo más misterioso a su existencia literaria: ¿sería una mujer? ¿Sería un hombre oculto tras la foto de una mujer y un seudónimo masculino? ¿Sería un alma en el cuerpo equivocado? (esas cosas suelen alimentar la leyenda)
Hace poco ganó un premio…el derrotero que se había trazado tuvo algún paupérrimo fruto (en tiempos de hambre, una castaña es una deliciosa manzana)
Y su pecho (¿o pechos?, ver reflexión precedente) se había hinchado como el de un pavo en celo.
Ahora había ganado un escudo en su menaje de guerra de letras, y la luciría con desenfado y una pizca de vanagloria…algunos detractores dicen que critica porque se siente incapaz de tocar el Olimpo de sus criticados, otros porque fue desterrado del edén. Es un alacrán acido que pica otros cuerpos porque sabe que si pusiera su aguijón en sí mismo, no lo mataría el veneno, sino saber que no hay nada que mate más, que aquello con lo que vivimos en nuestro interior.
Basado en hechos y personajes reales; cualquier parecido con la realidad, lo hice a proposito.
1 comentario:
que este articulo sea el primero en tu lista, es quizas una estrategia, siempre hay dos puntos de vista o mas sobre un tema, quien soy yo para criticarte si aun no publico nada.
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