domingo, julio 17, 2011

EL BUEN MAESTRO


El buen maestro

Ian Lorenzo Bernini, fue, sin lugar a dudas el más grande maestro del barroco.

De la mesa de trabajo que tenía en su mente, surgieron las más grandes edificaciones que cambiaron el paisaje del tardío Medioevo; sus esculturas sin par embellecieron este paisaje y le dejaron recordar a la sociedad de la época, que la belleza no solo era emular la Roma clásica, sino también crear un nuevo modelo estético, y sus pinturas le dieron un novedoso technicolor la viva fotografía de sus tiempos.

No queda espacio a equivoco, al afirmar que el maestro Bernini, fue la luz que guió la concepción artística de su sociedad, en función de su arte; que haya sido protegido de los papas no es óbice para negar su incalculable valor como artista transformador, pues puso el mito y la fe a manteles con los grupos bohrgesianos: concilió lo inconciliable.

Pero Bernini, el buen maestro del barroco, nunca pego un adoquín de la plaza de san Pedro, ni adhirió el yeso de la Scala regia, y mayormente se la pasó ideando la restauración de obras de otros, dándole así nuevo aire a Ares; sus retratos, aún siendo salidos de su inefable pincel, fueron - a fe de su confesión – inspiraciones el trabajo de Rafael

Cada adoquín , ladrillo, friso, emulsión que le dieron vida a su obra fueron puestos, hechos y preparados por otros, anónimos personajes que la historia no les dio su sitial.

Entonces; ¿Por qué Bernini es considerado un Gran Maestro?

Porque él, Bernini supo interpretar el mundo en que vivía para darle viraje y nueva forma, tuvo la virtud de escoger bien a sus obreros y discípulos, enseñándoles a su vez a escoger la herramienta, adquirir la técnica para que de sus manos untadas de cal y curtidas por el mármol nacieran las grandes obras que le hicieron inmortal, tanto como las obras mismas que le superaron en la supervivencia de tiempo, estando aún de pie, desafiando los embates del señor Cronos.

Bernini no fue un Gran Maestro, simplemente fue un Buen Maestro, la categoría de grande se la dieron aquellos que, maravillados con su sapiencia artística siguieron su camino, ellos fueron los que erigieron un monumento en la mente de la cultura humana con su maestro.

Buen maestro, como el que le enseña a los muchachos de que están hechos hasta el punto de su materia indivisible, y como cada elemento se une para darles forma.

Como el que les dice como la naturaleza tomó esos elementos y les dio sentido en una armonía natural.

Como el que les muestra como se ve de bello ese conjunto y les indica cómo interpretarlo.

Como el que les guía en la forma exacta para que puedan cuantificar que perfectos son.

Como el que les orienta para que esas cosas bellas que vieron puedan ser conocidas por generaciones futuras.

Como el que les dice qué sentido tiene ello, en la sociedad que les toco vivir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada quien es al estar con otros. Cada quien se forma como lo ha soñado y como los factores intervienen. Cada quien comparte lo bueno de la vida con quienes lo necesitan.