Con la redondez que la caracterizaba, con donaire, con el mejor estilo que pudo ensayar, dio el primer paso.
Luego el segundo, justo adelante del anterior, y otro, y otro mas.
Su prominente cadera se salía, ora a la izquierda, ora a la derecha de la línea horizontal que trazaba desde su rostrito rellenito, hasta su curioso derrierre …
De esta manera comenzó su carrera.
En el mismo instante en que nació supo lo que quería ser y por eso - paso a paso – quiso construir su forma.
Pero no, así no seria.
Primero, tras ponerse un libro en la cabeza y verlo caer mil veces desistió de su mal tomado destino.
Pipa, (así se llamaba) quería ser solo eso: una marrana de paso fino.
Eso sí, con el tiempo el destino le dio la fama, como fue su sueño y como siempre lo había anhelado; si; el derrotero de su tesón fue la fama…pero la fama de la esquina del vecindario, vendida a kilos, en lonjas de tierno jamón, en costillitas Barbecuè y en jugosos chicharrones.
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